Todo lo que vemos, oímos y leemos estos días empieza a aturdirnos. Tanto que comenzamos a sentir cómo se embota poco a poco nuestra mirada. El ruido nos aletarga, como el sol a los lagartos. También nos hace conscientes de nuestra suerte. Siempre podemos abrir un libro e imaginar el silencio dentro de él. U otras cosas. Mundos, por ejemplo, en los que solo con cerrar los ojos veremos cobrar vida a nuestro rinoceronte de peluche, vendrán a vernos los dinosaurios, brillarán juntos el sol y a la luna y los loros aprenderán a viajar en globo, que mover las alas, al parecer, cansa.

En días en los que la realidad resulta tan confusa, nos parece una idea estupenda recomendar Imagina, de Charlotte Bellière e Ian de Haes, publicado por Tramuntana. Un espectáculo visual en cada doble página, una historia tierna, bien trenzada y mejor resuelta.

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