Un libro maravilloso que nos invita a volver a mirar el mundo cómo lo hacen los niños, con esa mirada inquisitiva y certera. "... a los adultos que aprenden de los niños" así reza la dedicatoria de la autora. Y es que, si alguna vez os han dicho que tenéis pájaros en la cabeza, sois afortunados, así que dejad que sigan ahí revoloteando y agitando vuestros pensamientos. Sin límites, sin prejuicios, así no os olvidaréis de soñar y seguiréis mirando el mundo con los ojos despiertos de los niños.