Nadie podía diferenciarlos, porque eran todos
iguales y, para no confundirse, su madre les
llamaba Li a todos. El mayor era capaz de
tragarse todo el mar; el segundo tenía un cuello
de hierro; el tercero, piernas elásticas...
Esta orginal adaptación del cuento tradicional
chino nos muestra que solo a través de la
cooperación se resuelven los problemas. Así,
todos los hermanos colaboran, cada uno con
sus habilidades, para que Li, el mayor, se libre
de la injusta condena a muerte impuesta por el
emperador.